Perdí la cuenta de cuántas cartas escribí y no envié. También perdí la cuenta de la cantidad de cartas que imaginé que me enviaron y jamás pasó.
Tengo muy pocos recuerdos de mis inicios escribiendo cartas, pero recuerdo patente mi cuarto lleno de cajas y carpetas repletas de ellas, unas de despedidas, otras manifestando, otras agradeciendo y unas desbordándome.
Actualmente mi casa está igual, yo hago limpieza profunda muy seguido y de lo único que no salgo es de las cartas, es lo que más cuido, ah y mis libretas de journaling.
Cuando era más pequeña iba mucho a campamentos y siempre habían actividades donde entregaban cartas y mi mamá siempre me enviaba cartas muy hermosas con el mismo dibujito.
Mamá siempre me ha dicho lo mucho que me quiere y me lo ha demostrado, pero en esas cartas siempre había más, había una parte de ella muy real, una vulnerabilidad inquebrantable.
Y, hablar de ‘vulnerabilidad’ es pensar en la cantidad de veces que lo damos todo escribiendo un mensaje para expresar nuestro sentir al 100% y después de enviar queda una voz de ¿Era tan necesario decir todo eso? ¿Será que me fui de mambo?
Escribir una carta no tiene límite de expresión de emociones, ni de caracteres. Es una catarsis descontrolada de cómo nos atraviesa lo que representa esa persona en nuestras vidas, y por eso sale un collage de sentimientos que cuando leemos en voz alta decimos:
¿En qué momento pasó todo esto? ¿Qué es esto que estoy sintiendo? ¿Qué hago con tanta felicidad/tristeza?
Me pregunto mucho más seguido de lo que quisiera:
¿Qué hacen las personas que no escriben para sacar todo lo que sienten, lo que quedó pendiente por decir, lo que quedó pendiente por amar, por dar?
Sí, IT’S A MONTÓN
Las cartas tienen el poder de ser un lugar seguro e inmortalizar todo lo hermoso que llegamos a sentir y lo que no fue tan hermoso también. Inmortalizar no significa determinar nuestro futuro, significa construir un tesoro eterno que guarda cada uno de los momentos en los que tuvimos el privilegio divino e intransferible de entregarnos a amar, decirlo, comunicarlo y repetir.
Las cartas nos cuidan de explotar y nos brindan la oportunidad de encontrar nuevos caminos, nuevas personas, construir nuevos vínculos, acompañar y conectar de una forma absurdamente real.
Al final, lo que más buscamos y necesitamos es sentir que nos escuchan, nos aman y nos comprenden.
¿o no?
Puedo estar re equivocada, pero me gusta creer que no. Apuesto porque en el fondo andamos persiguiendo lo mismo y acompañarnos nos ayudará a transitar con menos heridas.
Y como sé que NO soy la única, y estoy segura de que muchas personas andamos en la misma, estoy enloquecida con hacer crecer este espacio, y me pusé el objetivo de que:
🔥100 personas absurdas y reales se sumen.
Tengo 19 días para hacer esto realidad.
¿Por qué en 19 días? Porque en 19 días es 25, es mi cumpleaños y me parece una fecha increíble para duplicar la celebración.
¿Cómo lo voy a hacer?
ESCRIBIENDO, COMPARTIENDO Y PROBANDO DIFERENTES FORMAS DE HACERNOS PREGUNTAS, Y SER UN LUGAR SEGURO.
Para mí, YA ES UN HECHO.
Así que bye, que tengo mucho sentir que plasmar.
Con amor,
Ray, tu amiga absurda y real💖