El dueño de los ojos perdidos, sonríe, se encontró.
Allí está la plaza, ¡oh, sí!, claro que la puedo ver, le pega todo el sol, como si supiera que todas las personas venimos con un café en busca de su luz. Está el kiosko de Martín ‘’El rincón de la poesía’’ me gusta llamarlo, Martu me guarda todas las colecciones que llegan.
La peluquería donde las infancias sonríen, lloran, se quejan. Veo un niño que no quiere que le corten el cabello y le grita a su mamá, o a su tía, nunca lo sabré. Una niña quiere teñirse de violeta. Allá va otra en bici, toda rosita, la ‘’Barbie Aventura’’ le pondré. Se respira aire puro. Hacen 18 grados, aunque no se sienta así. Antes de venir compré un cafecito en Franka, a $1000. El abuelo y su nieto. Las risas y el cuidado. Entregar amor a través del tiempo, bajo el sol. La comunidad de pájaros ofrece un recital. El taxista pasó en rojo. El camión de La Serenísima no para de tocar la bocina. Ella, la del peinado excéntrico, espera el 76, aunque el 44 también le sirve, corre por el primero que llegue con las frambuesas con chocolate de la verdulería de Fabián en la mano. Huele a chipa de la señora Dalia. Los pájaros siguen dando espectáculo. Fabi vende sahumerios en la entrada de la plaza, los mejores si me preguntan, siempre quiere que le compre el de palo santo, pero mi asma no lo permite.
Está llegando la primavera. Se huele. A lo lejos se escucha su voz. El señor que me pasó por enfrente me sonrío confirmando. Desde acá veo la estatua de lo que parece una madre tras las jaulas con sus hijos, si es otra cosa, no lograron transmitirlo, o no logro entender, ¿será una virgen?. El perrito de correa violeta con su dueño de ojos perdidos. El hombre de saco que no hace contacto. La niña que se queja porque no le prestan la pelota. La chica con un estilo absurdo y avasallante, sus pasos suenan como SANA SANA de Nathy Peluso. El dueño de los ojos perdidos, sonríe, se encontró. Un grupo de amigas graba, cuando ponen pausa sus sonrisas se apagan. La chica de buzo rosa con audífonos. Olivia y su café que deja que desear. El kiosko que vende las fichas para el laundry, la señora sin sonrisa. El trozo de calle recién asfaltada frente a la inmobiliaria. El café se enfrió. Pirelli y sus autos haciendo ruido. El señor haciendo stretching y pausando para grabar notas de voz. ¿Recuerdas a ojos perdidos? Ahora está estirando junto a su perro. El sol quema la carita. Los autos se apresuran. Ya no hay personas, ¿dónde quedaron las historias?. Si caminas un poquito más encuentras el mejor roll de canela que hay en Caballito. Llegó el 124 que lleva a cumplir sueños por Santa Fe. Desaparecieron los taxis. ¡Uh llegaron paseadores!. 8 perros, sueltos, me parece que deberían tener correa. La inmensidad de los árboles parece mentira, respiro, calma, el sol quema mi carita. Hay un banco rojo gigante y una chica sentada escuchando música. Mi libreta de margaritas, mi café frío, mi tote bag pintada por mí, los zapatos con un hueco, y muchos sueños por cumplir. Los bancos de cemento me hacen odiar este momento. La peluquería cerró y Olivia siguió sus pasos. No hay ruido, ni olor a chipá. El cielo está azul, los edificios grises, de pisos interminables, pueden asfixiar. La calle recién asfaltada tiene apariencia de herida mal curada. Compré sahumerios de palo santo. Ojos perdidos me tomó la mano.
Neuquén y Donato Alvarez
11/09/2023
Un café frío y ojos perdidos bajo el sol
tu amiga ray💖