Ayer estaba teniendo una cita conmigo en un cafecito por acá a la vuelta y mientras esperaba mi capuccino sin cacao y sin canela saqué mi ipad y preparé todo para comenzar a hacer mi dibujo libre.
En mis citas conmigo casi siempre dibujo porque me ayuda a soltar cosas sin pensar, es como un freestyleo de trazos.
Y, es muy loco porque justo los dibujos que salen de esos espacios cuando los comparto la gente enloquece y yo como:
‘‘Es el resultado de un momento en el que estaba presente plenamente y disfrutando’’.
Siempre que me recuerdo eso, me viene a la mente que todas las personas que creamos deberíamos sentir eso cada vez que materializamos ideas, pero…
¿Realmente pasa? o ¿hasta que llega la mirada del otro a validar es que caemos en cuenta de que vale la pena?
3, 2, 1… Volvamos porque me fuí un poco
Comencé a dibujar(me), sí, dibujarme y se me vino a la mente: ‘‘amiga hablemos de ego’’ y después ‘‘¿y si en lugar del ego hablamos de Frida?’’
Me puse a buscar en pinterest todas las obras de frida, pensar en lo interpelada que estoy desde hace muchos años por sus obras, por sus cartas y por todo lo que he aprendido de lo que dejó.
Y pensé de nuevo ‘‘¿y si esto es realmente una oportunidad de verme desde otro lugar?’’
Sé que quizás pensarás ‘‘¿cómo que desde otro lugar si sos vos quien dibuja?’’ y sí, pero no.
Cuando me tomo mis momentos de dibujo libre hay mucho más de lo que soy o puedo ver en cada trazo. Hay una niña que siempre se escondió que se encuentra libre y vuela, explora, cree que puede mover cosas con la mirada como Matilda, cambiar al mundo con una varita como Hermione o ser directora de una revista si le cae escarcha (brillantina) en la cabeza como Jenna.
Hacer autorretratos se ha convertido sin darme cuenta en una forma de hacer terapia. Me ayuda a hacerme frente en cada trazo, a darme la luz que necesito en los colores que elijo y abrazarme con cada textura.
Explorar en el dibujo es un acto tan íntimo y profundo que me aterra el rechazo, que me critiquen, no cumplir con expectativas, terminar compartiendo algo muy personal y que otro no lo entienda, le reste importancia y lo menosprecie da mucho miedo.
Y, todo lo anterior cuando hago autorretratos NO EXISTE, entonces por qué darle lugar a pisarme y creer que es ego, cuando es refugio, lugar seguro y contención.
‘‘Cada trazo que sale de lo no premeditado esconde la esencia real de nuestro anhelo’’.
Y para mí, ser ilustradora es poder identificar y pezcar esa esencia, por eso dejé un episodio en el que te cuento mi experiencia como ilustradora explorando estilos, y confirmando que Frida vive en mí.
En este episodio dejé una parte de mí que aprecio y aplaudo mucho porque es quien cree en la magia y en el poder que tenemos de construir las mil realidades que imaginemos.


Con amor,
Ray💖