El flyer decía que iniciaba a las 19 hs. Yo sabía que no llegaría a las 19 hs. No tolero la ansiedad que me genera llegar a un evento y estar sola ahí esperando. Tomé la siesta a las 18 hasta las 18:45 y me bañé, me vestí, maquillé, abracé a mi gato (loba), cargué la sube y 19:02 salí de casa. Al final no me demoraría más de 20 minutos.
Este evento lo organizó Ari porque publicó su primer poemario. Ari es una persona extremadamente tierna y graciosa. Nunca recuerdo del todo cómo nos conocimos, pero fue la poesía la que nos encontró, pero eso ahora no importa.
Ahora lo que importa es lo que pasó días antes cuando estábamos reunidas, porque fui quien hizo el flyer de la convocatoria y le dije:
‘’¿Un grupo de cajitas? ¿En serio ese es el nombre del evento?’’
Y ella muy potra me dijo ‘’SÍ’’ y comenzó a contarme que durante su última internación psiquiátrica escribía poemas en cajas de cigarro porque no podía tener cuadernos, y las personas que fumaban y la conocían se las guardaban porque sabían que ella escribía. Si esto no es COMUNIDAD, no sé qué pueda serlo.
Ari después de tocar fondo, convivir con sus demonios, sus preguntas, con los demonios de otros, y las particularidades y regularidades en un psiquiátrico hizo de cajas desarmadas con tinta de lapicera una obra de poesía que nos da una cachetada a quien la leemos y nos dice ‘’salí de la burbuja que hay más’’
Ella de un corazón hecho polvo, unas sábanas llenas de maquillaje corrido por el llanto y una cantidad desquiciada de puchos, construyó una versión más segura de sí misma, llena de esperanza en el amor y dispuesta a encontrarlo/recibirlo a toda hora y en todo lugar.
Yo estaba ahí del otro lado de la pantalla escuchándola y sólo podía pensar en:
‘’¿Cómo es posible que yo voy a armar este flyer?’’
Y al mismo tiempo decía:
‘’Claro que tengo que ser yo quien lo haga, por algo llegamos a conectar, por algo la poesía nos sigue sosteniendo’’.
Ari no es una amiga cualquiera. Es un grito en la Avenida Corrientes que te recuerda que estás viva y, por escuchas, te alarmas y hasta te quejas. Es la florecita que dejaste en tu libro favorito hace 4 años, y está intacta, quizás seca, quizás de otro color, pero no murió, lo ha dado todo, sigue ahí. Es el cafecito que tomaste el jueves pasado porque tenías un rato libre y decidiste regalarte un momento distinto.
Es una fuerza que atraviesa, arma revuelo, se queda, te abraza, y se va para seguir con la suya, porque Ari no se queda estática, nació para irse, volar.
Al final, hice la mía, con mis recursos creé una obra pensada en ella y para ella.
Armé 2 opciones y le sumé esta data que siempre sumo al momento de entregar un proyecto.
‘’Hice foco en lo espontáneo y la dedicación manual, y sin mucha producción de todo el proceso de construcción de tu poemario en cajitas de cigarros. Busqué hacerlo cercano y con pastillas que representan cada poema que escribías e iba aportando a tu proceso de sanación. Las manos incluidas son tuyas por el trabajo interno que hiciste antes de los poemas, en él durante y hoy día, en la materialización de tu poemario. Los trazos son imperfectos y sin proporciones muy cuidadas, teniendo en cuenta que escribías como podías, pero no dejabas de hacerlo, y es poner acción y error sobre expectativa en la perfección’’.


Esta descripción es una real mierda porque no hay algo que llegué a poder encapsular todo lo que vivió, escribió, editó y sacó a la luz, pero el trabajo está, a Ari le encantó y era mi única expectativa, que pudiese encontrarse y estar contenta de compartir una convocatoria con algo con lo que conectara.
Así que no hay nada más por hacer que no sea ir a darle amor por su lanzamiento.
Con amor, chau, me voy, ya casi, ahora sí
chau
Ray❤