Después de la tarde con amigas y las sonrisas llenas de color, vuelvo a casa y ya es 8M. Me despierto angustiada, no hice nada, no preparé nada ¿Cómo así que no preparé nada para compartir? Es un día importante.
Pero ¿De dónde? ¿Con qué energía? ¡Oh no! Claro que debo tener energía porque entonces no soy tan feminista, porque después no podré hablar, porque ¿Cómo me voy a llamar feminista si no preparé algo?
La angustia me habita porque tampoco soy suficiente para esto y muchas han dado mucho, y yo soy y estoy por ellas. Afuera me van a gritar y no van a parar de preguntarme por qué no hice.
Si hago, es mucho porque incómoda. Si grito aturde.
Si no hago, al final no me importa tanto. Si hago silencio, lo mío es moda.
Si educo, soy intensa. Si no lo hago, sólo me importa figurar.
Tengo un par de manos apretandome el alma, una voz que no para de gritarme que ya es suficiente, un par de pies que me pisan la boca porque lo que tengo para decir no es valioso, es repetitivo, ya lo entendieron.
Tengo una niña escondida en un closet con miedo de salir porque hay quienes la esperan para contarle una historia que nunca llega al final, se le desdibuja todo y luego queda ahogada en llanto, en silencio agonizando la tortura del no hablar y no ser protegida.
Tengo una llaga en el cuerpo que quedó de un día que intentaron abusar de mí y no pude correr, ni gritar porque me susurraban lo culpable que era. Quedó retumbando en mi cabeza una línea que no quería escuchar pero no tuve opción ‘’Es un señor mayor, qué risa que haya intentado querer algo contigo’’.
Al revés gritar no está mal porque ellos si pueden, nacieron para eso.
Al revés no tienen que haber preguntas porque ellos lo saben todo.
Al revés no tienen que desgarrarse porque son los dueños.
Yo no quiero que me reconozcan mi valentía, quiero no necesitarla.
Yo no quiero amigos que les parezca graciosa mi lucha, quiero amigos dispuestos a cuestionarse.
Yo ya no quiero más de esto, de esto que duele, que pesa, que me pide. No quiero fundamentar mis posturas porque hoy puedo tenerla por las que no están y esos nombres los conocen, pero para variar los ignoran porque ‘’a ellos también los matan’’.
Me dijeron que si soy feminista y quiero debatir de algo ‘’me tengo que bancar todo’’, porque ¿Cómo no? Siempre es un buen momento para construir marcos de violencia.
Me dijeron que tengo que hablar bajito porque si mi voz llega a traspasar la puerta me voy a tener que ir.
Me dijeron ‘’ah no eres una feminista loca, podemos ser amigos’’
Tengo una daga en el pecho que no sé muy bien si algún día la podré sacar.
Tengo pocas ganas de seguir.
Tengo poco de que hablar.
En el camino se me desvaneció la mirada, se desdibujó mi rostro, se me rompió la boca y me quedan las manos para darle forma a los restos de mí, una feminista rota, exploradora, sin nafta y perseguida.
hoy, no quiero tener que ser fuerte y hacer más.
💚