‘’Pelota’’, era lo único que me gustaba escuchar en la casa de mi abuela. El único que lo decía era mi bisabuelo. Era el sobrenombre más raro y poco original que llegaron a ponerme, pero era él. Me llamaba de seguro para que fuese a comprar churros donde Néstor.
Mamá siempre me llamó ‘‘Aleja’’, que es mi segundo nombre y mi papá Ray, nunca se ponían de acuerdo. Mi tía me dice ‘’Mi niña’’ y mi abuela… No lo recuerdo. No recuerdo como me decía, no me decía. Él del frente me decía ‘‘bonita’’, el de la esquina ‘‘Raychu’’ y el de el otro Barrio ‘‘Polli’’, lo eligió en medio del olvido, nunca registró mi nombre, ni me vio a los ojos.
Yo me llamo ‘’La puta ama’’, ‘’La tonta’’, ‘’Soy tan estúpida’’, así de contradictorios son mis llamados. Al final soy esto, una mujer queriendo ser llamada, atravesada por el discurso que el otro evoca sobre mí.
Nací en la ‘’Ciudad del Mango’’ y viví en Turmero, un pueblo que al igual que yo busca ser reconocido. Crecí desechando recuerdos de una infancia que agradezco sea pasado. Todos los días me veía inmersa en las tinieblas de ‘’ese pelo malo’’. Así decían mis tías y mis primas de mi cabello, ¿cómo iba a tener ganas de salir a la escuela?.
No recuerdo qué peinados me hacía mi niñera, pero los de mi papá daban mucho que desear. Realmente en ese momento yo creía que no había peinado que solucionara el desastre de cabello que tenía. Sólo eran unos inocentes rulos libres, como Turmero, como yo, buscando ser llamados, ser reconocidos.


En la secundaria ‘’ahí va la monja’’, y la que iba era yo con una falda hasta las rodillas, unas medias blancas que hacían puñito con el ruedo de la falda, una cola de cabello con exceso de gel, sí, así como usan ahora, pero en ese momento yo era ‘’la pelo malo’’, era una ofensa a la femineidad, y como no era suficiente todos veían en mí la vocación para ser monja porque estaba en un grupo juvenil, era católica, iba a misa los domingos, pasaba pascuas en comunidades alejadas de la ciudad.
Sí, estudiaba en un colegio católico, pero ¿acaso estas características no las puede tener una persona que no quiera ser monja? Al parecer no. No podía beber, ni bailar lo que todos sabemos que dicen que es música mundana, porque eso no es de una niña buena que parece monja.
‘’Hay que estar bien con Dios y con el diablo’’, así me decía ella. Básicamente, me invitaba a cagarme en mí y en lo que yo creía. Hay que estar bien con uno, es lo que siempre pensé cuando estaba en mi cueva de cuatro paredes, con una ventanita que da al parque que no me dejan ir porque se la pasan los que mi mamá dice que son malos. Ella me está cuidando. Desperté al siguiente día con una piña en el ojo y arrastrada en el piso de casa, lo juro, no salí. Mamá no está. Al parecer, los únicos malos no son ellos, está papá.
Comencé la universidad en enero del 2014, era ‘’otro peo’’. Mi mamá siempre decía eso cuando veía que algo era superior a lo que cree que es cool. Estudiar psicología fue sin dudas en la mano la mejor decisión que tomé en mi vida. Me sacó todos los discursos construidos de inseguridades ajenas que me atravesaban el alma y me habían obstruido el intestino. Me encontré en el espejo, y me enseñó a llamarme por mi nombre, usando mi voz.
No conocía mi voz y en mi casa tampoco la conocían, por eso cuando se las mostré todo se cayó a pedazos y hasta el sol de hoy no sé quiénes son, ni quién era yo antes.
La psicología me destruyó el ‘’Si vas a hacer las cosas, hazlas bien, si no, no las hagas’’ que me tiraba mamá cada vez que cometía un error. Un fantasma. No la culpo. Mi abuela no tiene palabras que acaricien y mi abuelo se esfumó. El error es lo más seguro que tengo en la vida, con él las contradicciones y con ellas un sinfín de decisiones que serán incomprendidas, y muchas no serán las mejores. Asumo con todo el amor del mundo, ser el baúl de todos los errores que me habitan y me habitaran.
Me gradué escribiendo una tesis de un tenista atravesado y aniquilado del discurso de todas las personas que lo rodeaban. Un momento de descubrimiento. No éramos tan diferentes. No estábamos tan lejos. Al final a todas las personas nos unen pequeños restos de lo que quedó de nuestra infancia. Esos llantos que quedaron en el baño de un colegio, ese ‘’no’’ cuando nos preguntaron si queríamos estar en el acto. No íbamos a dar más material para que nos hicieran daño.
Llegó el 2018 y con él un viaje a Bogotá. Ese año ‘’se acabó lo que se daba’’, es la frase que usamos para hacer referencia a que hay que ser responsables, comenzar de cero, se cierra una etapa. Y, efectivamente, se acabó. Tengo 6 años fuera de Venezuela enamorada de la Ray que habito, que me cuida, que se pierde y que se permite. Gracias Dios, Universos, Frida, Chavela, gracias por hacer que lo que se daba se acabe. Perdón, pero nunca tuve un lugar hasta que llegué a Argentina.
Tuve mi primera muestra de arte en el 2019 y publiqué mi poemario en 2021, no sé si son mis logros más grandes o mis reconciliaciones más grandes. La ilustración y la poesía me regalaron una alternativa que no lleva muerte de sello. Son la dupla que toda alma necesita si quiere sentirse mimada, acompañada y comprendida. Creo fielmente que nunca habrá alguien que comprenda todo lo que me atraviesa, habrá personas que empaticen con lo que elijo contar de toda mi mierda. Y sí, me conformo.
Ya cumplí 29, tengo un gato y un monoambiente en capital, como Zoe Gotusso. Sin un amor. Un podcast que sale cada que puede. Amistades que curan todo lo que no rompieron. Personas que creen en mí y en lo que hago. Un mate de cerámica que tiene dibujada la cara un gatito y unas medias calentitas para pasar una mañana de home office un tanto romantizada.
No soy mucho más que esta locura de palabras sueltas, o sí, de todo, te conté poco.
¿hay sobrenombres escondidos en tu historia?
Con amor, Ray❤
💌Recordatorio de amor: quedan pocos poemarios de La Batalla de Ella y después sale por completo del mercado, escribeme y reserva el tuyo que viene con regalito😳
✨La niña que nunca dejó esa playa es una canción de mi amiga querida Lucia Alegría que abraza.
Las fotos, oh por dios 😍
A mi también me disfrazaron de flor 😍
Hermosisimo!